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Preparándonos para la Pascua

Preparándonos para la Pascua - El llamado del Señor sigue resonando: CONVIERTANSE! El cambio de vida, el volver al Señor, debe ser nuestra prioridad, para estar listos y alegres para celebrar la Pascua. - Ahora por la cuarentena no podemos acudir al Sacramento de la Reconciliación. Pero sí podemos acudir a la misericordia del Señor por otro camino.




Acto Penitencial (Para celebrar en familia o individualmente) 1- Nos ponemos en la presencia de Dios y leemos un texto del evangelio. (Se sugiere uno de estos: Mt 18, 23-35/Lc 10,25-37/Lc 13, 22-30/Lc 15, 11-32/Lc 19, 1-10/Jn 8, 1-11) 2- A la luz de esa Palabra, cada uno en silencio, reconoce sus pecados (examen de conciencia) - Se lee en voz alta: Del Papa Francisco, homilía del 30 de Marzo 2020. “Cada uno de nosotros tiene sus propias historias. Cada uno de nosotros tiene sus propios pecados. Y si no los recuerda, piensa un poco: los encontrarás. Agradece a Dios si los encuentras, porque si no los encuentras, eres un corrupto… La corrupción quita la capacidad que todos tenemos de avergonzarnos, de pedir perdón. No, el corrupto se siente seguro, sigue adelante, destruye…” - Al encontrar (recordar) mis pecados, los rechazo en mi corazón. Y pido ayuda espiritual. Y tomo decisiones de mi parte: alejarme de tales personas, ambientes, cosas, que me hacen pecar. O iniciar tal práctica, tal actitud… 3- Pedimos perdón al Señor. (Si está solo puede hacerlo con sus palabras) - Se puede hacer con el Salmo 51 (50) recitado entre todos lentamente. - O, si se prefiere, escribir cada uno en un papel sus pecados más graves y quemarlos como signo del perdón de Dios. - Se puede orar con el “acto de contrición. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los ángeles y a los Santos, y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. 4- Reparamos las faltas. - Recordamos que Jesús dijo: “Le quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor” (Lc 7, 47) “Yo no te condeno. Puedes irte y no peques más” (Jn 8, 11) Y san Pablo nos enseña: “Vence el mal a fuerza de bien” (Rm 12, 21) - Por eso, amando, haciendo el bien a quienes he ofendido “reparamos” el mal hecho. Lo “ahogamos” en el bien! Por eso, me esfuerzo contra mí mismo, evitando pecar más! Es mi “penitencia” por el daño hecho a otros, a toda la Iglesia con mi apego al mal. 5- Vamos en vida nueva! Por su misericordia el Señor nos perdona. También derrama en el penitente su Espíritu de fortaleza y santidad. Con su fortaleza vencemos la tentación, con su santidad caminamos en la voluntad del Señor. “Crea en mí, oh Dios, un corazón puro y renuévame con Espíritu firme” (Del Salmo 51) - El Señor con su misericordia va creando en nosotros hombre y mujeres nuevos, resucitados! - La familia se da el abrazo de paz. Se puede terminar dando gracias al Señor con las palabras espontáneas o con el canto de alabanza de la Virgen (Magnificat) en Lc 1, 46-55.

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