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MONSEÑOR ROMERO

El Padre Romero tenía gran popularidad y autoridad moral entre los fieles de San Miguel. No era así entre el clero. Varios sacerdotes lo veían aislado. Otros se sentían incómodos ante él pues sabían cómo pensaba de la vida sacerdotal, y que ellos no llenaban sus expectativas. Por supuesto otros lo apreciaban mucho y admiraban su virtud. Entre ellos su Obispo.



Cuando nombran al nuevo Obispo, Monseñor Graziano, un norteamericano, franciscano, de ideas y estilo de vida bastante liberal, las cosas cambian. Ni el P. Romero ni el Obispo se sintieron a gusto. Y sucedió lo que tenía que pasar… “A fin de solventar aquellas tensiones sin menorcabo de nadie, monseñor Graziano pidió al arzobispo de San Salvador, Chávez y González, que solicitara cada vez más la ayuda de Romero en San Salvador. El arzobispo, que conocía las cualidades de Romero, vislumbró la posibilidad de elegirlo secretario de la Conferencia Episcopal. De ese modo se propiciaría el alejamiento de Romero de San Miguel” comenta uno de sus biógrafos.


El obispo Graziano gestionó en Roma el título honorífico de “Monseñor” para el padre Romero, con ocasión de los 25 años de su sacerdocio. Era el año 1967 y de allí en adelante Oscar Romero sería conocido cada vez más simplemente como “Monseñor”. Hasta hoy, cuando alguien dice “Monseñor”, todos saben a quién se refiere.


Así se trasladó a San Salvador. Vivió en el Seminario San José de La Montaña. Allí se hizo amigo del P. Rutilio Grande. Se dedicó con empeño a su labor en la CEDES (Conf. Episcopal de El Salvador) y a prestar otros servicios pastorales en parroquias y con religiosas. Pronto los Obispos se dieron cuenta de las cualidades de Monseñor. Ejerció también como secretario del SEDAC (Secretariado Episcopal de América Central). Pasaron así más de 2 años y el 21 de abril de 1970 fue nombrado Obispo auxiliar de San Salvador.


Escribe: “El señor Nuncio me notifica la voluntad del Papa. Debo responder mañana. Consulto con el padre… Frente a la tentación de triunfalismo: ver en el episcopado una seria responsabilidad… Frente a la tentación de pusilanimidad: verlo como trabajo de Dios… el Buen Pastor de su vida por las ovejas”. Sin ser consciente, ya el Señor le pre-anunciaba y los disponía para el martirio.


Monseñor Romero apuntó en su cuaderno: “21 de abril, ¡21 tenía que ser!” por su devoción a la Virgen de La Paz, cuya fiesta es el 21 de noviembre. Y él la celebraba el 21 de cada mes. En la fecha de su ordenación episcopal juntó a sus dos grandes devociones, el 21 por Ella y junio por el Corazón de Jesús, a quien se había consagrado.


Monseñor recibió la ordenación episcopal el 21 de junio de 1970, en el gimnasio del Liceo Salvadoreño. El Nuncio, el Arzobispo Mons. Luis Chávez y su auxiliar Mons. Arturo Rivera lo ordenaron. El P. Rutilio Grande fue su “ceremoniero”. Grupo de santos!

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